Publicado: 20/07/2008 17:46
|
Citar |
|
Desde diciembre del año pasado no escribía, en aquella ocasión mi perro Coco me mordió el pie porque le "molesté" rozándole cuando él estaba tranquilamente dentro de la tarima del brasero. Ayer fue la última agresión, fue a mi novio, también le mordió el pie dos veces. Acabábamos de sacar a Coco y a Lía (un perro de agua español que tenemos) a la calle, habían corrido y hecho sus cosas, cuando llegamos a casa estaban ambos perros super contentos. Yo me puse a maquillarme, para salir, dentro del aseo, y mi perro estaba delante de la puerta del baño tumbado descansando, y mi novio trató de entrar al baño pasando por encima de él (como tantas veces hago yo y nunca me hizo nada). Fue entonces cuando Coco se avalanzó hacie el pie de mi novio, y él al intentar retroceder lo único que consiguió fue otro muerdo.
Mi novio no se achantó, se tiró al suelo para agarrár al perro del cuello tratando de inmovilizarlo ¿qué creéis que pasó? Nada, el perro no dejaba de intentar morderle, por más que mi novio trataba de que se tranquilizara y rindiera, Coco estaba fuera de sí, con los ojos furiosos y la mandíbula rabiosa. Estuvo un rato con el perro pegado al suelo, cogido por el cuello, a veces lo apretaba mucho y sonaba como si lo estuviera ahogando, pero es que al soltarlo un poco se volvía loco. Toda mi familia estaba alrededor alucinando, sufriendo por no saber qué hacer.
En vista de que Coco no quería rendirse, y mi novio no aguntaba más tiempo en esa tensión, y con el dolor del pie, le dije que tuviera cuidado al soltarlo, pues daba la impresión de querer volver a atacarlo en cuanto lo soltara. Lo único que hizo fue deslizarlo por el suelo, lanzándolo hacia otra parte para quitárselo del medio.
Tras este episodio tan triste, en el que mi novio salió herido, con varias mordeduras en los huesos del pie y las venas (uff), el perro se metió detrás del balancín que tenemos en el salón, su sitio preferido para refugiarse, y de ahí no ha salido prácticamente desde ayer. Comentar que cuando ve a mi novio le gruñe, cuando siempre lo ha adorado, es decir, no ha asumido una derrota. Y a mí me mira de reojo como sabiendo que estoy dolida y yo a él lo miro igual.
Vamos a castrarlo, sé que no es la panacea y hay opiniones diversas, pero comprenderéis que después de tantos episodios así, quiero probar esa posibilidad antes de cometer una locura. Mi madre quiere darlo, o matarlo, y a mí me da muchísima pena y tristeza. No sé qué hacer aparte de eso.
Gracias de todos modos por escucharme y leerme.
|