El párvulo y el perro

Con alrededor de un año y medio el niño se convierte en un párvulo.

Con alrededor de un año y medio el niño se convierte en un párvulo. Un párvulo sabe andar cada vez mejor, habla más y desarrolla su propio "yo". Los niños de esta edad aún no son capaces de ponerse en el lugar de otro y de controlarse. Saben lo que pueden y no pueden hacer en presencia de uno de sus padres, pero sin esa supervisión hacen lo primero que se les ocurre.

Esto significa que el párvulo puede ser un ser imprevisible para el perro. En un momento el párvulo es agradable y tranquilo, pero en otro momento puede enfadarse y querer pegar al perro. Los párvulos también pueden querer agarrar al perro y abrazarlo, algo que al perro le puede resultar desagradable e incluso amenazante. Además los párvulos suelen ser muy investigadores. Quieren comprobar qué pasa cuando hacen algo, también algo que tienen prohibido, y tienden a querer tocar las orejas y los ojos del perro.

Desde el punto de vista del perro el niño se encuentra por debajo de él en la jerarquía, sobre todo cuando los padres no están presentes. Es por eso que el perro podría corregir comportamiento indeseado del párvulo. Como los párvulos aún no son capaces de comprender los avisos del perro, éste podría finalmente optar por un mordisco.

Una vigilancia continua es imprescindible cuando el perro y el párvulo están juntos. En realidad deberían ser siempre dos personas, para que cada una pueda vigilar o entretener a uno de los dos.

Un transportín puede resultar una herramienta muy conveniente. Si el perro está acostumbrado a su transportín y lo considera como su lugar de descanso habitual y seguro se puede retirar allí. Enseña a tu hijo que no está permitido que se acerca al transportín y mantenlo separado de ese lugar. ¡Pero ten en mente que un párvulo, una vez que has salido del salón, podría acercarse al transportín y meter su manita para dentro!

Algunas cosas a tener en cuenta:

Procura que el perro y el niño no tienen acceso a los juguetes o la comida del otro.
No dejes que el niño haga cosas que el perro puede interpretar como actos dominante, como apoyarse en el perro, cogerlo por el collar o acariciarlo sobre su cabeza o espalda.
Puede resultar muy lindo cuando el párvulo te imita y le da una orden al perro, pero posiblemente no lo hará mucha gracia a tu perro.
No dejes al niño jugar sentado en el suelo si el perro se encuentra muy cerca de él.
Haz que el perro esté acostado en su camita cuando el niño tiene algo de comer, debes prevenir que el perro le quita la comida de las manos.
No permites que el niño corra o agita mucho sus brazos o piernas en presencia del perro.
Evita que el niño persiga al perro, el perro debe disponer de un lugar donde se puede retirar.

El siguiente capítulo trata todo lo relacionado con el niño pequeño.

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Fuente: http://www.escuelacaninamaya.com/ninos-y-perros/el-parvulo.html